Patriotas se buscan[1]
Por estos días se publicaron diferentes encuestas que presentaron cuáles eran los políticos preferidos por los argentinos para resolver la actual crisis político-económica. Algunos se sorprendieron cuando los primeros lugares fueron ocupados por figuras como José de San Martín, Manuel Belgrano o Domingo Faustino Sarmiento. Otros no, ya que probablemente coinciden en valorar la obra de aquellos patriotas argentinos en momentos en los que se definía el sendero que transitaría la Argentina como país.
Hoy celebramos la obra de Sarmiento, el padre del aula. Aquel inquieto y precoz niño sanjuanino que logró llegar a presidir la nación.
Sarmiento fue aquel que a los quince años enseñaba en una escuelita de San Francisco del Monte, en la provincia de San Luis, y que como presidente, triplicó la extensión de las vías ferroviarias en el país. Aquel que supo trabajar como minero en su exilio chileno en la ciudad de Valparaíso, y que como gobernador de San Juan estableció la obligatoriedad de la educación primaria. Aquel que ejerció el periodismo y fundó distintos diarios –como el recordado El Zonda- para difundir y defender sus ideas, y que se sumó al Ejército Grande comandado por Urquiza como cronista militar, aunque también tomó parte en la batalla. Aquel diplomático que recorrió Europa, África y América, y que buscó para las escuelas normales “técnicos con orientación democrática” que no creyeran que la educación era un privilegio para unos pocos.
En momentos en que los discursos escépticos parecen ganar día a día más espacio, invitamos a recuperar desde la escuela la obra de un hombre que reivindicó a la educación como el único camino para garantizar el desarrollo de la Nación. Aquella escuela que soñó Sarmiento necesita hoy de docentes, directivos, alumnos y padres comprometidos con el proceso de enseñar y aprender. Así daremos el primer paso para lograr un futuro diferente, en el que no haya lugar para los escépticos y sí para los que quieren se protagonistas de su propia vida.
Apasionado por los problemas del país, Sarmiento no fue un simple defensor de la escuela como institución. Estaba convencido que educar era la solución, y hacia allí dirigió toda su atención. Como docente, minero, político, militar, diplomático o periodista, la educación fue siempre su primera y mejor respuesta.
Se necesitan patriotas. Abierta la inscripción.
[1] Anónimo (¿) – “Domingo F. Sarmiento –Padre del aula (1811.1888)” Activa Efemérides .Buenos Aires. Ed. Puerto de Palos
Por estos días se publicaron diferentes encuestas que presentaron cuáles eran los políticos preferidos por los argentinos para resolver la actual crisis político-económica. Algunos se sorprendieron cuando los primeros lugares fueron ocupados por figuras como José de San Martín, Manuel Belgrano o Domingo Faustino Sarmiento. Otros no, ya que probablemente coinciden en valorar la obra de aquellos patriotas argentinos en momentos en los que se definía el sendero que transitaría la Argentina como país.
Hoy celebramos la obra de Sarmiento, el padre del aula. Aquel inquieto y precoz niño sanjuanino que logró llegar a presidir la nación.
Sarmiento fue aquel que a los quince años enseñaba en una escuelita de San Francisco del Monte, en la provincia de San Luis, y que como presidente, triplicó la extensión de las vías ferroviarias en el país. Aquel que supo trabajar como minero en su exilio chileno en la ciudad de Valparaíso, y que como gobernador de San Juan estableció la obligatoriedad de la educación primaria. Aquel que ejerció el periodismo y fundó distintos diarios –como el recordado El Zonda- para difundir y defender sus ideas, y que se sumó al Ejército Grande comandado por Urquiza como cronista militar, aunque también tomó parte en la batalla. Aquel diplomático que recorrió Europa, África y América, y que buscó para las escuelas normales “técnicos con orientación democrática” que no creyeran que la educación era un privilegio para unos pocos.
En momentos en que los discursos escépticos parecen ganar día a día más espacio, invitamos a recuperar desde la escuela la obra de un hombre que reivindicó a la educación como el único camino para garantizar el desarrollo de la Nación. Aquella escuela que soñó Sarmiento necesita hoy de docentes, directivos, alumnos y padres comprometidos con el proceso de enseñar y aprender. Así daremos el primer paso para lograr un futuro diferente, en el que no haya lugar para los escépticos y sí para los que quieren se protagonistas de su propia vida.
Apasionado por los problemas del país, Sarmiento no fue un simple defensor de la escuela como institución. Estaba convencido que educar era la solución, y hacia allí dirigió toda su atención. Como docente, minero, político, militar, diplomático o periodista, la educación fue siempre su primera y mejor respuesta.
Se necesitan patriotas. Abierta la inscripción.
[1] Anónimo (¿) – “Domingo F. Sarmiento –Padre del aula (1811.1888)” Activa Efemérides .Buenos Aires. Ed. Puerto de Palos
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