miércoles, 14 de octubre de 2009

DÍA DE LA RAZA

El 12 de Octubre de 1492, Cristóbal Colón llegó a Guanahani (actual territorio de San Salvador, en las Bahamas) y creyendo que había llegado a la India, pisó por primera vez el territorio americano.
Con motivo del cuarto centenario del descubrimiento de América, en 1892, se propuso instaurar el 12 de Octubre como el día de la raza, cosa que adquirió su efectividad durante el primer gobierno de Yrigoyen. El entonces presidente, deseoso por renovar los lazos con España, promulgó el 4 de Octubre de 1917, el decreto que convirtió formalmente al 12 de Octubre en el Día de la Raza.
Sin intención de abrumarlos con extensos decretos ni datos históricos, pretendo evocar unas breves palabras referidas a mi interpretación de la temática que se plantea por esta efeméride.
Yrigoyen en su momento trajo la palabra prodigio aplicado a la conquista. Un prodigio que se llevó consigo miles de vidas inocentes en un proceso de colonización que no contempló el respeto por el pasado y las tradiciones, que necesitaron hacerse leyendas para ser reconocidas.
Habló también de derramar virtudes sobre la nación americana. Lo cierto es que, sin lugar a dudas, habrá habido virtudes derramadas que, incoloras, no pudieron pasar a la Historia diferenciándose de la sangre que el choque de culturas generó.
Y podríamos seguir analizando el significado, la sonoridad, el peso y el espacio que abarcan las palabras que dieron origen a este día. Sin embargo, es importante, me parece, que nos detengamos a replantearnos qué significa verdaderamente para nosotros los términos raza y descubrimiento. Siendo esta, en mi opinión, la única manera de comprender qué es lo que se conmemora en el día de la fecha.
En primer lugar, la raza a la que pertenecemos, es la humana. La palabra raza hace referencia a la diferenciación manifestada en grupos, dentro de las especies biológicas, tomando como punto de partida las características genéticas adquiridas en común. Es decir, de manera más o menos explícita, los hombres pertenecen a una sola raza y se distinguen dentro de ella por rasgos típicos de su lugar de origen.
En segundo lugar, no hay dos razas encontrándose en el descubrimiento de América, es una sola enfrentándose a sus diferencias. Y frente a las diferencias tenemos dos caminos para elegir: la tolerancia y la aceptación del otro o el choque violento que lleva consigo la erradicación de nuestra esencia, lo que nos hace distintos; pero de una manera intolerante.
¿Y cuándo hablamos de descubrimiento? Nos referimos al hallazgo, encuentro y manifestación de lo que, hasta entonces, había permanecido oculto.
Por eso el descubrimiento de América es el todo de muchas partes más pequeñas que distinguen a los americanos unos de otros y a estos de los europeos, por ejemplo. Porque en las diferencias en las que nos definimos como somos, nos hacemos hombres y mujeres con aciertos y desaciertos que buscan un lugar en el otro; porque, si bien, la casualidad quiso que América estuviese en medio del camino de los expedicionarios comandados por Colón en su tan deseada búsqueda de la India, no fue casual que volvieran y vieran la posibilidad de explorar un territorio rico y vasto.
Pero entonces… ¿Qué recordamos hoy? Hoy conmemoramos la posibilidad de descubrirnos en los otros y también en nosotros mismos, la posibilidad de demostrar que podemos honrar a la raza a la que pertenecemos siendo justamente eso: humanos.
La propuesta para este 12 de Octubre de 2009, es que 517 años más tarde, encontremos la posibilidad de volver a descubrirnos, a elegirnos y a humanizar esta raza a la que pertenecemos el resto del año. LUZ LUCARINI – 3º AÑO S.B.

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